Cuando los dragones de los 7 colores crearon el mundo de Thear, descubrieron lo que era la magia. Una energía adimensional pero que podía producir efectos en la dimensión de la realidad. Los siete dragones consiguieron crear los sentimientos, tomando como referencia el color de cada dragón y adaptándolo al espectro mágico. En su afán por crear las formas más bellas con la magia y dotar a la realidad con objetos sensibles crearon las tres gemas principales, la amarilla, fruto del dragón blanco y rojo, que se convirtió en el Sol, luego el dragón blanco creó la blanca, era más pequeña, pero más bella y la colocaron más cerca de Thear para que todos los seres de Thear pudieran observarla, por último, el dragón azul, creó la gema azur, la cual era del tamaño de la palma de tu mano, y que tenía el poder de absorber la sabiduría y de proporcionarla.
Siguieron creando objetos maravillosos, pero el dragón negro, ambicioso, concentró grandes cúmulos de energía mágica, de la que surgieron los Thogar, las primeras criaturas de Thear. Pero tenían un carácter negativo, y absorbían la energía que les rodeaba. Cuando los dragones intentaron destruirlos, se vieron incapaces de conseguirlo, de modo, que crearon a sus primeros servidores, los elfos primigenios.
Estos eran sus leales servidores, nacidos de los espectros de la magia más pura, eran una raza bella como las gemas mágicas, inteligentes y conocedoras de los sentimientos y de la ciencia.
Millones lucharon contra los Thogar, muchos murieron, pero los elfos primigenios se consiguieron alzar en la Derrota de Psycaster, el gran Thogar. De esta forma concluyo la Primera Guerra Arcana.
Esta fue la primera y última aparición de los elfos primigenios ya que su raza se disgregó en todo Thear creando la naturaleza, la roca y sus favoritos el agua y el cielo. Así se crearon las diferentes razas de elfos.
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